Hace unos meses mi amiga Ángela me propuso un viaje en barco
por Sicilia; y tengo que reconocer que tampoco me informé demasiado (más bien
nada) sobre el tema antes de apuntarme…
Una vez conseguidas las vacaciones en el trabajo (Idoia y
Vane, mil gracias por el esfuerzo que hicisteis, sin vosotras no hubiese sido
posible),
confirmé al grupo con el que íbamos (de los cuales no conocía a nadie salvo a
Ángela), y me incluyeron en una cadena de emails sobre la organización del
viaje.
Fue ahí, cuando me di cuenta que tenía que empezar a enterarme
un poco de qué iba el “tema”. Empecé por el intinerario: Portorosa/Vulcano,
Salina, Lipari, Stromboli, Panarea y Portorosa. Esas eran las islas que visitaríamos en nuestro viaje.
Por lo visto, The yatchweek, era la empresa que se encargaba
de organizarlo, y por las fotos tenía muy buena pinta…
Poco a poco me fueron llegando emails con muchos conceptos
marítimos que no entendía, que si fondear, que si amarrarse a una boya, abarloarse…
así como, consejos como, llevar calzado adecuado, chubasquero…. Y advertencias
como “quizás nos quedemos sin agua dulce y no podamos ducharnos …” entonces, pensé: pero… ¿dónde me estoy
metiendo? Aunque como era de esperar, lo
único que ocurrió cuando hablé con Ángela, es que nos dio un ataque de risa de
los nuestros… y nuestras ganas de empezar el viaje, aumentaron todavía más si cabe...
El caso es que un sábado de Agosto, ahí estaba en el aeropuerto, esperando a que llegaran Ángela,
y sus amigos Lara y Jose (una parejita genial por cierto).
...Y volamos hasta Catania.
Una vez allí, cogimos un autobús del
yatchweek (no incluido en el precio inicial), que nos llevó hasta el
primer puerto: Portorosa.
Allí nos reunimos con el resto de barcos de españoles con los que Lara
y Jose habían organizado el viaje, y demás barcos con gente de otros países (no
sé cuántos barcos seríamos en total, pero calculo unos 15 aprox).
Una vez hecha la compra para toda la semana (o al menos la
gran parte de ella), empezamos "nuestra aventura".
Y a pesar de que por falta de tiempo no pudimos parar para visitar las islas, disfrutamos de vistas muy bonitas.
De vez en cuando también hacíamos alguna parada para bañarnos y bucear.
En cuanto a las islas que visitamos, no puedo daros demasiada información, ya que como os comentaba antes, por falta de tiempo, no pudimos detenernos demasiado en ellas.
Estrómboli, fue la isla en la que pudimos pasar más tiempo:
El principal atractivo de esta isla es su volcán, ya que, alberga en su cumbre 3 cráteres activos.
Ofrecían excursiones para subir al volcán; es una de las cosas de las que me arrepiento no haber hecho, ya que quienes subieron nos comentaron que las vistas eran espectaculares.
El recorrido es de unas 3 horas aproximadamente, para el que se necesita ir bien preparado con calzado adecuado (ofrecen incluso alquiler de botas).
Mirandolo por el lado positivo, no hacer la excursión del volcán, me permitió conocer mejor la isla.
Subimos hasta una Iglesia, desde donde además, había unas vistas preciosas.
Para mí, una isla con mucho encanto.
Además aprovechamos para probar el famoso gelato italiano servido en una especie de bollo (por lo visto, es una manera muy típica de tomarlo aquí).
Otra de las islas que pudimos ver a la luz del día fue Lipari.
Aunque la mayoría del tiempo, la pasamos en el puerto donde atracamos.
Portorosa fue nuestro punto de partida y también el del fin de viaje.
Pero no todo era navegar...
Yatchweek, se encargaba de organizar las fiestas nocturnas y alguna que otra diurna, como la que ellos llamaron la pool party, que casi seguro que, todos recordaremos como uno de los "momentazos del viaje".
Sin duda, otra de las mejores cosas del viaje, fue la gente que conocimos, con la que vivimos momentos inolvidables. Os mando un beso muy fuerte a todos desde aquí :)
Una semana de navegación, en la que he aprendido cosas sobre
barcos que nunca me imaginaría que sabría (ahora, el mail que nos envió nuestro
capitán Curro, ya no nos suena a chino); conocido a muchísima gente
increíble, de distintas partes de España y del mundo; aprendido a “sobrevivir” sin una ducha o un servicio en condiciones; desconectado más que nunca (lo que hace no tener móvil y más aún, no tener Internet!), conocido islas que ni sabía que existían... en definitiva, ha sido una experiencia inolvidable, que repetiría con los ojos cerrados.
Espero que os haya gustado el post, y que la espera haya merecido la pena. Pediros disculpas por la calidad de las fotos, ya que algunas de ellas están hechas con el móvil (la réflex y el mar a veces son incompatibles ;).
¡Muchas gracias por vuestros comentarios!
Eme.